Paseando por las encantadoras callejuelas de Alberobello, un pequeño municipio situado en la provincia de Bari, no se puede dejar de estar encantado por un raro ejemplo de arquitectura del siglo XV: el trullo.
El origen de los trulli se remonta al siglo XV y coincide con un edicto del Reino de Nápoles que imponía tributos a los nuevos asentamientos urbanos. Esto llevó a la población a idearse en la construcción de viviendas que se pudieran demoler con facilidad: con la retirada de la llave de bóveda las casas se transformaban en simples cúmulos de piedras.
Estos antiguos edificios con forma de cilindro y cúpula cónica en la parte superior, construidos enteramente en piedra local puesta a seco, hacen que el pueblo sea único en su género. Alberobello es considerada capital de los trulli, caracterizada por las paredes blanqueadas con leche de cal y por la forma típica de los tejados.
Pero lo que más intriga a los turistas de todo el mundo son los símbolos esotéricos representados en los tejados de los trulli, haciéndolos misteriosos y fascinantes. Los símbolos representados en el frente del cono de estas casitas eran utilizados por los campesinos como elementos propiciatorios, mágicos y astrológicos.
Algunos son de origen religioso, mientras que otros son atribuibles al mundo pagano y al culto de los animales pertenecientes a los romanos. Por ejemplo, el perro indica la familia, el gallo es símbolo de la vigilancia, mientras que el águila representa el símbolo del alma que aspira al cielo.
Entre los símbolos mágicos encontramos en cambio todos los signos zodiacales, astrológicos y planetarios, que generalmente significan buen augurio. Dos de los símbolos más frecuentes e importantes son el sol, que indica el principio de la vida espiritual, y la luna, protectora del trullo por la noche.
Muchos de los afortunados propietarios de estas viviendas decidieron convertirlas en hoteles y B&B, preservando su autenticidad y dando a los turistas la oportunidad de descubrir la singularidad y la magia que emanan, alojando directamente en un verdadero trullo.